Para tratar este tema, del cual he sido victima, primero os haré un breve resumen muy técnico y luego os contaré desde mi propia experiencia, varios ejemplos de situaciones que viví y que me hicieron comprender que lo que esta persona me había hecho era gaslighting
El maltrato psicológico llamado gaslighting o luz de gas debe su nombre a la película Gaslight de George Cukor. En ella se muestra a un hombre que acaba modificando la percepción de su mujer sobre la realidad hasta inducirla a locura. Manipula también la relación entre ambos y le repite de forma constante que exagera, que hay hechos que nunca han sucedido y, por supuesto, que está loca.
Este tipo de maltrato en ocasiones aparece combinado con la
violencia física, o como un antecedente de la misma. Anulada la autonomía y la
estabilidad mental de la víctima, aparece una espiral de maltrato de la que es
muy complicado salir, especialmente cuando los primeros signos no pueden ser
La técnica luz de gas es usada por el maltratador para
someter y anular a la víctima. Una forma de violencia sutil pero muy efectiva,
que acaba provocando que la persona que
lo sufre acabe creyendo que está perdiendo la salud mental. A través de la
repetición de afirmaciones, la negación de hechos que sí han ocurrido realmente
y el uso de la dependencia emocional, el maltratador ejerce poder sobre la
persona maltratada y acaba anulando por completo su voluntad.
- Quien ejerce el abuso, da la vuelta a las situaciones y se
sitúa como víctima.
- El maltratador convence a la víctima de que es
responsable de que todo salga mal.
- La víctima tiene sensación de irrealidad o
despersonalización y llega a dudar de la propia realidad.
- La víctima nunca tiene la razón. El maltratador se esfuerza
en llevarle siempre la contraria.
- Ataca las cosas que tienen valor para la víctima.
- Miente de forma desvergonzada
-El poder es tan grande que la persona maltratada se convence de que no percibe bien la realidad.
Antes de contar lo que yo he vivido, quiero dejar muy claro
que yo no recibí violencia física por parte de esa persona. Pero no hizo falta
ningún empujón o bofetada para que todo lo que me hacía y salía de su boca me
doliera más que cualquier dolor físico.
Aclarado ese punto, os voy a contar algunas de las
situaciones que viví y que una vez pasado un tiempo de la ruptura e informarme
a través de libros de psicología, foros, webs y hablarlo con mucha gente,
llegue a la jodida conclusión de que yo, una mujer que meses antes de conocer a
este personaje era fuerte, independiente y había conseguido quererme y
aceptarme, había perdido todo eso por culpa de un maltratador psicológico
conocido como narcisista.
Situación 1.
Cuando le conocí, y antes de iniciar una relación, me dijo
que llevaba casi dos años sin tener relaciones con ninguna mujer y que la
última que le había interesado era una
chica a la cual había conocido 3 meses antes de conocerme a mí, pero que ella
no quiso nada más allá de una amistad con él. Hasta ahí todo bien. La segunda
vez que esta chica salió en una de nuestras conversaciones fue cuando
llevábamos un par de semanas juntos. Por curiosidad le pregunté más cosas sobre
ella y la historia empezó a cambiar. Ahora decía que la conocía desde hacía 6
meses y que llegaron a liarse pero que no paso nada más allá de 4 besos porque
ambos se dieron cuenta de que no había química. Esa variante de la historia me
hizo dudar y le pregunte porque la primera vez que me había hablado de ella me
había dicho otra cosa distinta. Me dijo que eso no era así, que yo no le había
prestado atención cuando me lo contó y que yo lo entendí todo mal. Soy un tanto
despistada, así que pensé que tenía razón y no le di más vueltas. A los tres
meses de relación, y de repente, sin haber tenido crisis ni discusiones, me
dejó. Y lo hizo por teléfono, primero en una conversación de whattsapp y luego
vía llamada gritándome, faltándome al respeto y llamándome loca. En medio de
todo eso la chica en cuestión volvió a salir en medio de la conversación y de
nuevo el guion cambio. Ahora la conocía de hacía casi un año, había dormido
varias veces en casa de ella, en la
misma cama, pero que nunca había pasado nada, y la guinda era que la última vez
que eso había pasado fue la noche del día que nos conocimos. Eso ya me mosqueo
he hizo que pensara mal de la chica. Si, lo sé, aquí el único culpable era él,
ella no tenía culpa de nada, pero en aquel entonces estaba ciega y no quería
verlo así. Dos semanas después de romper me pidió quedar para vernos y acabamos
liados, hasta que al cabo de un mes volvimos a ser pareja formal. La famosa
chica salió en varias conversaciones nuestras a lo largo de toda la relación y
cada vez había algún cambio nuevo. La última vez que la nombro, en la cuarta
ruptura y definitiva, la historia ya era que la había conocido dos años antes
de conocerme a mí, que se habían llegado a acostar en casa de él, en esa cama
que compartimos durante meses de relación y que la chica después de un solo
polvo le dijo que solo le quería como amigo. A todo esto, era yo la que no
había entendido la historia desde el principio y que obviamente, estaba loca.
Situación 2.
No solo me mentía en cuanto a chicas con las que había
tenido algo en el pasado. También lo hacía con amigos suyos y con su propia
familia. A veces me explicaba la misma anécdota 2 o 3 veces, y cada vez la
historia era distinta a la anterior. Si yo le decía algo respecto a que en las
otras ocasiones me había dicho algo diferente, me decía que estaba equivocada,
como siempre y de nuevo recalcaba que estaba loca.
Situación 3
Y si tergiversaba todas las
historias de su pasado o de gente de su entorno, es más que obvio que hacia
exactamente lo mismo con cosas que vivíamos ambos. Muchas veces le recordaba
alguna película que habíamos visto o algún sitio donde habíamos ido a comer y
negaba que eso fuera así. Siempre era yo la que estaba equivocada y la que recordaba
todo mal. Una vez más estaba loca.
Situación 4
Uno de mis mejores amigos y un gran
apoyo en momentos muy jodidos de mi vida es mi primer ex. Nos conocemos desde
hace ya 18 años y es quizás, junto a mi madre, quien mejor me conoce, porque me
ha visto hasta en los peores momentos de mi vida. Pues bien, eso él no lo
soportaba. Y cada vez que quedaba con mi ex, siempre con su mujer presente, la
cual también es amiga mía, él me liaba el pollo. Intentaba quedar con ellos una
vez al mes como mínimo, así que una vez al mes tenia bronca asegurada y
acusaciones como “seguro que aún sientes algo por él” “fijo que te lo quieres
follar otra vez”…
En mi propia experiencia no todo
era mentirme, cambiar las historias cada vez que me las contaba, tergiversar
todo lo que yo decía o hacerme creer que estaba mal de la cabeza.
También estaba el menospreciarme
continuamente, convencerme sutilmente que no me pusiera nada que enseñara parte
de mi cuerpo y acabar vistiendo lo más tapada posible.Que las pocas veces que me maquillé estando
con él me dijera que no me quedaba bien y que estaba mejor sin maquillar.
Que las series y películas que me
gustaban a mí y a él no eran directamente una mierda.
Y con la música pasaba dos tercios
de lo mismo. Me molestaba en preparar pendrives con música que nos gustaba a
ambos para escuchar en nuestros viajes en coche y cuando empezaba a sonar la canción
de alguno de mis grupos favoritos y que a él no le gustaban, pasaba a la
siguiente. Y si le preguntaba por qué lo había hecho o me atrevía a decirle que
yo quería escucharla, me decía que mi música era basura. Así, literalmente.
Mis gustos no tenían ningún valor.
Pero de todo el machaque psicológico
que recibí por su parte, el que más me dolió con gran diferencia y el cual fue
el único del que fui consciente estando con él, fue como minimizaba mis
problemas y me decía que era una dramática y exagerada por no superar la muerte
de mi padre y no dejar de llorar por él. Cuando mi padre no llevaba muerto ni 6
meses.
Excepto esto último, del resto yo
no era consciente estando en la relación.
Durante la última ruptura, consiguió
hacerme sentir culpable de todo, que me viera yo como la mala de la película, que
la relación se había ido a la mierda porque yo había hecho mal las cosas y que
él era la pobre víctima. Le llegué
consolar yo a él. Una vez más, consiguió girar la tortilla a su favor y
manipularme.
Fue a raíz de la ruptura, de
alejarme del todo de él y cortar todo contacto, que poco a poco empecé a ver las
cosas tal y como habían sido realmente.
Pero para ello necesite a gente que
me quitara la venda de los ojos.
Primero lo hicieron mis primas. Una
de ellas, al poco de empezar mi relación con él, lo conoció brevemente, apenas
5 minutos, un día que fue a recogerme estando con ella. Y fue lo justo y
necesario para que a la siguiente vez que quedamos, me dijera que no le había dado
buena espina y que no lo veía para mí.
Mi otra prima y su pareja, a los
pocos días de la ruptura tuvieron una charla conmigo.
Él, siendo hombre, había visto
actitudes de mi entonces pareja hacia mí, que no le gustaban nada. Veía que me
trataba como si fuera inferior a él, se burlaba de mí y enfocaba sus complejos
e inseguridades en mi para sentirse mejor consigo mismo.
Mi prima asentía con la cabeza mientras
me decía todo eso y fue a partir de ahí que empecé a intentar recordar todas
las cosas que os he contado antes, pero que en su momento, cuando sucedieron,
yo no fui consciente de que fueran así.
Luego vendrían charlas con dos
amigos míos que le conocieron una única vez, y en el poco rato que
compartieron con nosotros vieron cosas de él que no les gustaron.
Pero no solo gente de mi entorno
habló conmigo, sino que también gente del suyo se puso en contacto conmigo, no
solo para darme apoyo sino que también me dijeron que no veían bien como me
trataba y que no había sido bueno conmigo.
Que esas personas que deberían estar a su favor me dijeran eso fue el impulso definitivo que necesitaba para empezar a buscar libros y artículos sobre relaciones toxicas y manipulación psicológica y después de informarme mucho conseguí dar con la clave de todo.
Mi ex era y es un
narcisista.
Ahora me toca lidiar con todos los
traumas que me generó. Como la nula autoestima, el sentimiento de que no sirvo
para nada y la sensación de que no soy digna de que nadie me quiera.
Ahora me toca sanar todas esa
heridas que me ha dejado en la mente. Esas que no me dejan avanzar en la vida,
que me hacen sentir pequeña y que me impiden ser feliz.